En los últimos año emprender es una actividad que pareciese haberse puesto de moda. Como una actividad más dentro del abanico profesional, la emprendiduría se hizo más que famosa y notable en los ya (parece) pasados años de crisis. Los despidos, los cierres de empresas y otros momentos complicados a los que el mercado tuvo que verse abocado, propició que mucha gente tomase la decisión de, con poco montante económico, adentrarse a emprender.
No es fácil, nadie dijo que lo fuese y según se lee y se cuenta, en España más ya que las tasas de impuestos a las que hay que hacer frente mensualmente, se trabaje o no, se cobre o no, lo hacen realmente difícil no solo empezar sino mucho más, mantenerse. Aún así, muchos valientes lo hicieron y ahora se vislumbra su parte positiva y es que tenemos una oferta de servicios sobre todo, mucho más amplia, profesionalizada y con mayor acceso para todo el mundo.
Por el contrario, también es cierto, es que los precios de todo han disminuido y los profesionales tienen que bajar y bajar sus propuestas cada vez más porque siempre hay alguien que lo hace más barato. Pero todo esto, es otro asunto del que hablar y referirnos cuando hablemos nuevamente de emprender.
Lo que si es bien cierto es que emprender, no es un camino fácil y sencillo. Hay que trabajar mucho, eso desde el minuto inicial o incluso antes. Desde que te pones a pensar en la idea, ya tienes que trabajar duro, dedicar no muchas horas sino todas las que tengas disponibles en tu día, en tu vida y en todo momento. Hay que “echarlo” todo y dedicarte, casi en exclusiva, a tu proyecto si quieres que salga adelante y poder vivir de ello.
Al principio, tendrás también que dedicar toda tu capacidad económica para que así puedas hacerte con todo lo que necesitas: material, stock, oficina… Es cierto que los emprendedores que venden sus servicios lo tienen un poco más fácil puesto que no necesitarán comprar lo que después venderán, por lo que la inversión inicial será menor pero de todas formas, necesitarán de una cantidad mínima para soportar el tiempo necesario para poder captar clientes y comenzar a facturar y cobrar.
En cualquier caso, una ayuda siempre es bien recibida y se necesitará para poder despegar.
Vías de financiación
- Pedir ayuda a familia: esto es habitual para quien puede permitírselo y está estupendo ya que es un préstamo normalmente sin condiciones, sin intereses y que no preocupa tanto como en los casos siguientes. Si existe esta posibilidad, siempre es bueno contemplarla.
- Crédito en el banco: durante los años de crisis esto era hasta impensable. Ningún banco daba créditos ni préstamos y menos a negocios. Un poco incoherente ya que sin nuevos proyectos y empresas, quién iba a recuperar el panorama. Pero esta tendencia, parece que muy poco a poco, está cambiando. Quizás por la leve recuperación. De todos modos, estoy hay siempre también que mirarlo muy detenidamente y ser muy realista con tu negocio y proyecto y sobre todo, separar la vida personal de la profesional ya que si la empresa no funciona, que no puedan “llevarse” tus bienes personales y que te quedes sin nada.
- Ayudas y subvenciones: haberlas, las hay. Es así. Otra cosa es que no sea fácil conseguirlas e incluso, saber de ellas. Que el papeleo que necesitas presentar para poder acceder a ellas sea más tedioso y complicado que montar y poner en marcha el propio proyecto. Pero si tienes ganas, paciencia y sobre todo eres metódico y ordenado, podrás conseguirlas. Si tienes alguna, te ayudarán y mucho económicamente y podrás asegurarte la vida profesional durante un tiempo, quizás el comienzo hasta que puedas ya ir teniendo clientes y trabajando.
En cuanto a subvenciones y ayudas, tienes muchas disponibles. Las hay a nivel nacional pero también local. Cada comunidad “lanza” las suyas cada año a las que puedes adscribirte.
Ayudas y subvenciones generales
- Pago único por desempleo: si vienes de trabajar y te han despedido, aunque no lo parezca, es una gran oportunidad para emprender. Puedes solicitar que te abonen el paro todo de una vez y con esa cantidad, montar tu negocio. Necesitarás presentar un plan de negocio de lo que vas a hacer para que así quede constancia de que tienes un proyecto y te lo aprueben y después, llevarlo a cabo.
- Jóvenes emprendedores: si eres joven y quieres emprender, tiene premio. El desempleo juvenil en España es muy elevado y para solventarlo, se ayuda a que los jóvenes emprendan. ¿Jóvenes? ¿A qué se refiere? Tener menos de 40 años, con lo que hay margen. Son los denominados préstamos Enisa que puedes visitar y ver en su web para conocer si te ajustas a las condiciones.
- Mujeres: también se valora con ayudas. El Instituto de la Mujer, el Ministerio de Igualdad y cada comunidad por separado tienen ayudas específicas a todas las mujeres que deciden ser emprendedoras. El objetivo es aumentar la motivación y la inserción laboral.
- Internacionalización: España quiere ser reconocida, mucho y muy bien fuera de España y por eso presta ayuda a todas las empresas y proyectos que tengan como objetivo salir de nuestras fronteras.
- Business Angels: si en el sector público no encuentras nada a lo que te puedas acoger, también puedes optar por los inversores privados. Están muy en auge y cada vez más hay incluso eventos y encuentros en los que se presentan los proyectos a numerosos e importantes inversores para que esto puedan formar parte y ayudar no solo económicamente sino también con formación e importantes programas de mentorías.
Puedes mirar todas las ayudas disponibles y considerar si cumples los requisitos necesarios. Es importante ser realista, preparar documentación e ir a por ello con ganas.