Benchmarking es el proceso de obtener información útil que ayude a una organización a mejorar sus procesos. Esta información se obtiene de la observación de otras instituciones o empresas que se identifiquen como las mejores en el desarrollo de aquellas actuaciones o procesos objetos de interés. Benchmarking no significa espiar o sólo copiar. Está encaminado a conseguir la máxima eficacia en el ejercicio de aprender de los mejores y ayudar a moverse desde donde uno está hacia donde quiere estar.
En objetivos, el benchmarking es un proceso a través del que:
-Medir resultados de otras organizaciones con respecto a los factores clave de éxito de la empresa.
-Determinar cómo se consiguen esos resultados
-Utilizar esa información como base para establecer objetivos y estrategias e implantarlos en la propia empresa.
Existen muchos tipos pero los más comunes y desde un punto de vista general nos encontramos con tres tipos:
–Interno: Se suele dar en grandes empresas formadas por numerosos departamentos y/o divisiones, en las que es muy común compara los niveles alcanzados dentro de la misma organización.
–Competitivo: Se utiliza cuando hay una competencia agresiva, comparando algunos aspectos con los competidores más directos o con los líderes del mercado sobre un cierto producto. Normalmente, es el tipo de benchmarking más complicado de llevar a cabo dada la limitada información que las empresas ofrecen sobre sus procesos.
–Funcional: Consiste en compararse con empresas que no pertenecen a tu misma industria; con este consigues la ventaja de obtener la información necesaria al no ser competidor de la empresa.
Una vez la empresa ha decidido sumergirse en esta técnica deberán seguir una metodología que consistirá en la captación de datos, establecer objetivos, y analizar los resultados que se pueden distribuir en 5 fases:
Fuentes: www.e-conomic.es/ www.cge.es/