Redactar contenidos de calidad supone una inversión importante en tiempo. Un texto bueno no se escribe en una o dos horas, sino que requiere documentarse bien, conocer el tema en profundidad y después ponerse a escribirlo. Este artículo se publica, se viraliza, consigue más o menos audiencia y acaba en cierta manera en la ‘biblioteca’ de post que hemos publicado. Salvo que el SEO lo resucite, puede llegar a caer en el olvido…
En casos en los que el texto que elaboramos fue realmente interesante y valioso podemos apostar por darle una segunda oportunidad, rescatarlo del historial y ponerlo nuevamente de actualidad. ¿Quién dijo que segundas partes no podían ser muy buenas también? Para ello solo hay que seguir una serie de pasos fundamentales para rescatar contenidos antiguos de nuestro blog y que esta ‘repesca’ sea productiva.
1. Prepara una relación de artículos que funcionaron en su momento
Recurre a las estadísticas de tu página para comprobar cuáles generaron más tráfico y aquellos que obtuvieron más backlinks. Ambos aspectos delatan cuáles son las noticias que mejor se movieron por la red y que probablemente puedan seguir siendo atractivas para el usuario.
2. Revisa la temática e inclúyelos en tu calendario de publicaciones
Ten en cuenta en qué momento es más conveniente volver a traerlo a la actualidad. Algunos indicadores pueden ser por fecha o estacionalidad –si es verano o invierno–, si se avecina algún evento relacionado con ese sector/actividad, cuando se den novedades en la materia, etc.
3. Actualiza la información que contenga
Si se dan datos es imprescindible que repasemos las estadísticas o las cifras que aparecían, para ver si son demasiado antiguas y si se conoce actualización de los mismos. Una persona que acuda a leer un post sobre un programa de mejora de la empleabilidad de los jóvenes y en el que se de el número de desempleados de 2014 puede dar mala imagen del artículo y dejará en evidencia al instante que se trata de un texto de hace años. Igual puede suceder en aquellas noticias en las que se ofrezcan estadísticas de redes sociales, de Facebook o Twitter, entre otras, y el número de cuentas de las que se hable sean de 2015, por ejemplo, cuando ya hay disponibles cifras de 2016.
4. Comprueba las fuentes y links referenciados
Puede ser que sean organismos que ya no funcionen, asociaciones que hayan desaparecido, igual que los enlaces que incluimos a modo de fuente informativa ya hayan desaparecido y estén rotos. Esto además puede suponer un punto negativo para Google, que podría incluso penalizar nuestro posicionamiento en buscadores. Si se considera pertinente se pueden añadir referencias a otras URLs que sean más recientes y que den un plus a lo que ya se ofrecía anteriormente.
5. Viralizar en redes sociales
Si nos preocupamos por poner en marcha todos los puntos anteriores, por rescatar del olvido un contenido, ¿cómo no volver a compartirlo en Facebook, Twitter o LinkedIn, entre otros? Es la mejor manera de actualizarlo y ofrecerlo nuevamente a los lectores. Cambia el texto, el claim, para que no parezca reiterativo.
6. Cambio de look: Fotos distintas para una misma noticia
Las apariencias engañan así que aprovechemos esta coyuntura, modifiquemos las imágenes y el resultado será que el usuario lo va a percibir como diferente y novedoso en relación al original. Solo tenemos que recurrir a bancos de imágenes y no olvidarnos nunca de optimizar los contenidos visuales, con keywords que nos interesen para mejorar el SEO.
7. No mentir: Reconocer que se trata de un artículo ya publicado
Podemos poner una llamada de atención justo al comienzo del mismo o bien al final, a modo de ‘pie’. Señalar que se trata de un post que ya se compartió con anterioridad pero que se ha actualizado con información y datos de ahora.