La publicidad es el medio preferido por las empresas para hacer llegar sus mensajes y propuestas de cualquier índole; comerciales, formativas, informativas… Desde 1980 se ha registrado un aumento en el número de personas que padecen onomiomanía como consecuencia de la sociedad consumista en la cual vivimos y las masificación publicitaria.
La onomiomanía o adicción a las compras es el déficit de control sobre el impulso de efectuar compras de manera compulsivas y sin justificación, en su mayoría de productos innecesarios. Se trata de un trastorno psicológico individual de control de impulsos que también es conocido como compra compulsiva.
¿Cómo afecta la publicidad en el consumismo?
El fin de toda empresa es aumentar sus ventas y por ello, se realiza una gran inversión en publicidad, para que la información sobre los productos y servicios se difunda con mayor impacto en la Sociedad. Sin embargo, ¿Estamos actúan bien con el envío masivo de información comercial? ¿Estamos teniendo en cuenta la influencia que ejercemos en la población? Estas son dos preguntas con un alto grado de dificultad a la hora de responder de forma acertada, y es que dependiendo del lado del prisma desde el cual se vea la situación, la respuesta es totalmente distinta.
¿Qué es la publicidad para las empresas?
Para la empresa, la publicidad es la herramienta de difusión masiva con mayor potencial, puesto que da a conocer los productos y servicios y genera en los consumidores el deseo de compra. Teniendo este impacto un alcance poblacional elevado gracias a los medios de comunicación. Por tanto, desde el lado del prisma por el cual ven las empresas, la influencia de la publicidad sobre la población es positiva.
¿Y para el consumidor? Para el consumidor, la publicidad es una herramienta informativa. No obstante, se está comenzando a detectar el rechazo por parte de los consumidores debido a la masificación de este tipo de contenido que sufren los medios de comunicación. Hoy en día, estamos expuestos a un volumen mayor de contenido promocional que de contenido formativo. Con la masificación se pierde el carácter emocional que juega un papel fundamental a la hora de generar deseo. Esta pérdida emocional ha hecho que los consumidores perciban positivamente la publicidad activa y negativamente la recepción pasiva de la misma. Un claro ejemplo de ello, es la diferencia con la cual valoramos la publicidad cruzada tras una búsqueda activa y la publicidad durante películas, series o programas televisivos que cada año genera menos impacto en la población.
¿Qué es para los expertos?
Para los profesionales en Comportamiento del Consumidor, la publicidad es la estrategia comunicativa mediante la cual se distorsiona la percepción del consumidor generando de manera inconsciente el deseo de compra mediante información subliminal. Con la publicidad, se abre al consumidor un amplio abanico de razones por las cuales necesita obtener el producto o servicio.
En la población general, el deseo de compra es controlado por la razón o incluso por factores económicos. Sin embargo, la diferencia con los adictos es su incapacidad para controlar los impulsos, lo que les hace “presa” fácil a la hora de convertirse en esclavos publicitarios.