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Emprendedores

Formas de financiación para un proyecto

Por 8 octubre, 2015diciembre 22nd, 2016Sin comentarios

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Encontrar el dinero necesario para iniciar o impulsar un negocio emprendedor es uno de los mayores obstáculos que se plantean a la hora de iniciar una aventura empresarial.

¿Cómo se pueden financiar los proyectos? ¿Hay algunos más recomendados que otros? ¿Qué pros y contras tiene cada forma de captar fondos? Un estudio de la firma de consultoría financiera Augeo Consulting Group resuelve estas incógnitas y explica para qué sirve cada una de las vías que tiene un emprendedor para financiarse:

  1. Crédito bancario.

Con la tasa de morosidad en máximos históricos y un sector financiero dedicado a sanear sus balances, no hay duda de que conseguir un préstamo bancario es una de las vías de financiación más complicadas para iniciar una aventura empresarial.

Según el informe, solo lograrán obtener dinero a través de este cauce los proyectos muy solventes, trabajados y realistas, en los que se especifique de forma muy precisa para qué se quiere el dinero (equipos, máquinas…) y cómo se va a devolver.

Por tanto, los grandes inconvenientes de la financiación bancaria son sudifícil acceso, sus fuertes garantías de pago y que es poco partidaria de los proyectos innovadores. Sin embargo, sus principales ventajas son que el dinero llega de una fuente sólida y que se consigue de manera rápida.

Esta fórmula para conseguir fondos encaja «en negocios tradicionales, que cuente con socios con experiencia que puedan avalar y con recursos propios que sostengan el proyecto», resalta el estudio.

  1. Familia y amigos.

Otra de las maneras que sirven a un emprendedor a conseguir dinero es lo que se conoce como FFF (Friendsfoolsfamily); es decir, al entorno cercano del empresario, de donde también suelen salir las grandes ideas.

Gracias a ello, este tipo de financiación permite una gran flexibilidad para devolver el dinero prestado y no exige explicaciones acerca de a qué se va a destinar. «En esta vía lo que prima es la relación personal y de confianza casi a fondo perdido entre inversores y emprendedores», señala.

Ahora bien, no es una fórmula solvente a largo plazo. «Suele tratarse depequeñas cuantías de dinero y no permiten proyecciones a futuro», sostiene el informe. Por ello, esta vía está prácticamente reservada a pequeños proyectos de jóvenes e inexpertos emprendedores.

  1. Subvención pública.

Los expertos aseguran que los emprendedores no deben ver las subvenciones como financiación propiamente dicha, sino como una ayuda o un incentivo. ¿Las razones? Según Augeo Consulting Group, «suelen ser limitadas en cuanto a cuantía y al uso que se puede dar a ese dinero, aunque son un buen aliado, por ejemplo, de carácter fiscal. Se pueden lograr exenciones a las cuotas de la Seguridad Social».

De esta forma, los contras de las subvenciones públicas se basan en escasas cuantías monetarias y en su rigidez en lo que se refiere a requisitios y al cobro del dinero. En cambio, tiene una gran ventaja: no hay que devolver el dinero que se consigue, algo que sí exige la banca.

La financiación a través de fondos públicos suele estar ligada a proyectos de nuevos empresarios, jóvenes, personas con discapacidad o en riesgo de exclusión social; ya sean negocios vinculados a la tecnología o a la innovación.

  1. Business Angels.

Son una de las figuras más destacadas dentro del universo del emprendimiento. Se trata de inversores privados que apoyan proyectos en varias áreas: el capital, la experiencia y los contactos. «Aunque ponen su dinero, su perfil es más de empresario y mentor que de inversor propiamente dicho. Por tanto, tienen un carácter informal», subraya Augeo.

Así, las ventajas de estos agentes son, más allá del dinero, que tienen unvalioso conocimiento del negocio y del mercado, y que mantienen una relación estrecha con el emprendedor. Ahora bien, habitualmente solo participan en las primeras etapas del proyecto y entrarán en aquellos que coincidan con su propio sector.

  1. Capital Riesgo.

Junto a los bancos, son la otra fuente de financiación profesional a través de una sociedad o de un fondo. Su forma de ayudar es entrando en el capital de empresas que no cotizan en la bolsa.

Al igual que ocurre con una entidad financiera, lo mejor de financiarse a través de esta fórmula es que se trata de «inversores solventes, con fuertes recursos y todas las garantías legales», explica el informe.

Ahora bien, no se juegan el dinero en cualquier negocio. Al contrario que sucede con las ayudas públicas o con familiares y amigos, el capital riesgo sí exige que el proyecto sea rentable y un beneficio por la inversión realizada. Por tanto, busca empresas en funcionamiento y con fuerte potencial de crecimiento.

  1. Crowdfunding.

Se trata de una vía de financiación colectiva y online. «El emprendedor solicita dinero a una colectividad (a todos aquellos que puedan estar interesados en su proyecto) normalmente a través de internet», explica Augeo.

La idea es buena, porque dispara el número de potenciales inversores. Gracias a internet y las redes sociales se multiplican las posibilidades de financiación, aunque no todo es de color de rosa. Este tipo de financiación suele ser discontinua y, por tanto, no se puede planificar. De ahí que no sirva para hacer proyecciones a futuro.

  1. Préstamo participativo.

En este tipo de financiación, el dinero y el proyecto van de la mano. «El prestamista realiza una apuesta por el proyecto y une su suerte a la del emprendedor participando en él», apunta el estudio.

Pero no se puede olvidar que quien pone el dinero encima de la mesaexige llevarse parte del beneficio obtenido y, habitualmente, el cobro de un interés fijo. «Como en toda apuesta, existe una contrapartida si se gana. El mayor contra del préstamo participativo es que, en el momento en el que la empresa obtiene beneficos, parte de ellos se los lleva el prestamista», insiste Augeo.

Sin embargo, es innegable que el préstamo participativo tiene una gran ventaja: el emprendedor obtiene la financiación que necesita con la tranquilidad de saber que podrá devolver el dinero en cómodas cuotas en las primeras (y siempre difíciles) etapas del proyecto.

Y es que, como concluye Eduardo López-Agós, responsable de emprendimiento de la firma, «antes de lanzarse a pedir dinero, conviene pararse a pensar en cuál es nuestro modelo de negocio, porque esta simple reflexión nos puede evitar más de un disgusto y nos ayudará a dirigir nuestros pasos hacia el tipo de financiación que mejor se ajuste a nuestro proyecto».