El target actitudinal es una clasificación de nuestro público objetivo, no por edad o género, sino por sus hábitos, hobbies y objetivos.
El target, en su uso más clásico, ha dejado de funcionar. Con esto nos referimos al tradicional target sociodemográfico: la separación de nuestro público objetivo por edad o género.
Vamos a poner un ejemplo. Todos hemos organizado nuestro target en «mujeres de 40 a 50 que se dedican al marketing» u «hombres de 20 a 25 que estudian en la universidad». El concepto del target actitudinal presenta lo siguiente: ¿y si esa mujer es fan de los festivales de música? ¿Y si ese joven también lo es? ¿Y si ese joven es becario en una agencia de marketing? ¿No deberían buscar los dos cosas parecidas?
Este tipo de target es el que utilizan Google y redes sociales como Facebook en su publicidad, en cierta medida. Pero como empresa, debemos tener claro cómo son nuestros clientes para poder salir a buscarles.
Cómo definir el target actitudinal
El target actitudinal nos muestra una nueva forma de entender como se comportan las personas y, de esta forma, acercarnos a ellas como marca. La clave para poder definir bien nuestro público objetivo mediante el target actitudinal es abandonando clasificaciones estrictas, como las de las generaciones: millenials, zeta, boomers…
La clasificación por generaciones es importante a largo plazo, pero como negocio debemos ser más explícitos. No deja de ser la separación de personas por el año en el que nacieron.
Para comenzar, podemos centrarnos en una de las generaciones. Queremos vender a los millenials. Perfecto, es un buen comienzo.
¿Pero por qué? ¿Qué diferencia a tus millenials de aquellos a los que quieren vender otros sectores? ¿Qué diferencia a tus millenials de los que son franceses? Es necesario profundizar en el análisis y buscar sus hábitos de consumo.
Ahí es donde entra el target actitudinal.
Como decíamos antes, el joven y la experta en marketing son aficionados a los festivales indie. Si, por ejemplo, vendes productos del hogar ecológicos, es probable que una joven estudiante de bachillerato y un padre primerizo de 37 años estén preocupados por su huella en el medio ambiente.
Establecer que una generación entera tiene las mismas preocupaciones es una falacia. Es un buen sitio para comenzar. Luego te toca buscar.
El papel de los buyer persona
Un buyer persona es un perfil completo de un comprador que encaja dentro del público objetivo.
Tienen nombre, familia, hobbies, dinero y clase social, pero no son reales. Las empresas los crean para poder poner cara al tipo de persona que quieren vender, independientemente de su clasificación sociodemográfica.
Como ejemplo, hemos realizado una ficha básica para las dos personas aficionadas a los festivales de las que hemos hablado en este artículo: la mujer responsable de marketing, Carla, y el joven universitario, Pau.
Aunque son personas muy diferentes que pertenecen a generaciones distintas, la creación del buyer persona nos permite identificarles y buscar los rasgos que les harán pertenecer a nuestro público objetivo.
Recomendamos crear varios buyer persona para no dejarnos ninguna opción fuera. Luego, será el momento de elegir uno y crear una estrategia para él.
En definitiva
Existen clasificaciones que no podemos ignorar, como el nivel adquisitivo o el lugar de residencia, ya que son factores inamovibles que afectarán directamente a nuestras ventas (Puedes intentarlo todo lo que quieras, pero un adolescente no te va a comprar una corbata de 200 euros).
Sin embargo, la edad y el género son factores que, aunque siempre importan, poco a poco van dejando de ser esenciales a la hora de definir el público objetivo.
Así que, tengas la edad que tengas y seas de donde seas, si estás por aquí puede que te interese nuestro producto… Vale, es broma.
Pero…
